Los especialistas en enfermedades infecciosas siguen abogando por las PCR para diagnosticar infección por el coronavirus Sars CoV-2.
La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) fue la primera en dar la voz de alarma sobre los kits rápidos de detección del coronavirus Sars CoV-2 comprados por Sanidad a la compañía Bioeasy, con autorización para vender en España -al tener marcado CE y, por lo tanto, el visto bueno europeo-. En un documento, y sin nombrar a la compañía, compartía un dato preocupante: que la sensibilidad de estas pruebas en los test de validación que se estaban haciendo era inferior a un 30%.
El Ministerio de Sanidad confirmó después a El País que se trataba de los test de Bioeasy, que habían fallado en las pruebas previas a su comercialización. Lo demás -el baile de cifras de pruebas erróneas- ya es historia, y se supone que Bioeasy va a mandar unas pruebas nuevas que, esta vez sí, funcionarán.
El problema es que la SEIMC ha vuelto a publicar otro documento. Según traduce del lenguaje científico para EL ESPAÑOL Julio García, portavoz de la sociedad médica, las pruebas con un segundo tipo de test rápidos tampoco han dado buenos resultados, con una sensibilidad inferior al 50%. El microbiólogo no sabe de qué marca son y reitera que en ningún caso están en el mercado, sino que están siendo validados. Este diario ha preguntado a SANIDAD sobre el número de test afectados y la marca, pero al cierre de este artículo no había recibido respuesta.
En el informe que hizo saltar la alarma, la SEIMC ya hablaba de estos segundos test rápidos, que diferían de los primeros ya que, al contrario que estos, que se leen como un test de embarazo, los nuevos se leían de otra manera. «Existen otros formatos ya adquiridos en España que requieren de otro tipo de lectura -fluorescente, que implica la utilización de una máquina- que ‘están pendientes de ser evaluados«. Sara, la médico de 28 años muerta por Covid-19: su familia dice que no tenía medios para protegerseNicolás AlbaLa doctora tenía asma, lo que dificultó su recuperación. Contrajo el coronavirus en el centro de salud de Mota de Cuervo, donde trabajaba.
Bien, pues es esa evaluación la que no ha resultado tan buena como se esperaba, aunque tampoco tan mala como los anteriores test rápidos de Bioeasy. Aunque no se conoce la empresa ni el número distribuido, sí se puede deducir que no se trata de los adquiridos en China tras la compra masiva del Ministerio de Sanidad, ya que el documento se publicó el 24 de marzo, cuando ni siquiera se había llegado a este acuerdo.
Así pues, la SEIMC sigue optando por recomendar los test más lentos que se hacen con la PCR, pero advierte de un problema adicional: existe un desabastecimiento a nivel mundial de los reactivos que se utilizan para llevar a cabo las PCR -desde enzimas a soluciones minerales- y el aumento desorbitado de casos que se está viviendo en EEUU hace temer lo peor: muchas de las empresas fabricantes de estos reactivos son estadounidenses y se cerrarán para su propio mercado.
¿Y los que vendrán?
García no se atreve a pronosticar si los nuevos test comprados por el Gobierno a China tendrán esta misma sensibilidad. Lo único asumible es que la tenga del 70% o superior, si no no van a solucionar el problema existente actualmente: poder hacer test fiables a las personas con pocos síntomas que no están hospitalizadas.
Según García, eso sí, este segundo fracaso no es necesariamente culpa de los gobiernos -se han dado casos similares en otros países- sino a la situación de «compra desenfrenada» que se está viviendo en todo el mundo a raíz de la pandemia de COVID-19. «Se compran rápido para no quedarse sin ellos y, una vez adquiridos y antes de ponerlos en el mercado se valida. Esto es algo que la SEIMC hace con todos los procedimientos que va a incluir en la práctica clínica».
Desde el principio se sabía que este tipo de test tenían una utilidad limitada, pero son necesarios porque con las PCR, por muchos laboratorios que estén preparados para hacerlas, no se da abasto.