El Gobierno negocia contra reloj con el PNV y otros grupos para garantizarse los apoyos, pero el presidente gallego entiende que el Ejecutivo necesita «tiempo para organizarse»
El Gobierno trabaja contra reloj para tratar de asegurarse una mayoría que le permita sacar adelante la prórroga del estado de alarma. Ante la pérdida constante de apoyos y la posibilidad de que el PP acabe votando en contra, lo que pondría en peligro la ampliación de la medida excepcional, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, está contactando con todos los grupos políticos para tratar de alcanzar un consenso que les permita apoyar la prórroga. Pero Calvo está contactando también con los presidentes autonómicos del PP para intentar que estos inclinen la posición del líder popular, Pablo Casado, hacia el apoyo al Gobierno, o al menos a la abstención.
Entre los que han sido contactados está el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que en un mensaje en Twitter ha confirmado la llamada de Calvo. «Se lo agradezco pese a ser con hechos consumados», afirma Feijoo, que indica que coincide con el Ejecutivo en que «lo primero es la salud y no hay que dejar de actuar». El líder gallego se abre a que el estado de alarma pueda prolongarse por un tiempo, pero no a que se prolongue indefinidamente. «Todas las medidas pueden adaptarse sin prorrogar sine die el estado de alarma, por lo que el Gobierno debe tener un plan B (o C, de Constitución)», señala el presidente gallego, aunque añade que «otra cosa es que el Gobierno necesite tiempo para organizarse». Eso, según Feijoo, es «más entendible que las razones expuestas públicamente hasta ahora». Fuentes de la Xunta indicaron a La Voz que sería admisible que el estado de alarma se prolongase durante un tiempo, pero con la perspectiva de que sea utilizado para empezar a pensar en su derogación y en la forma de preparar una «cogobernanza» con las comunidades.
La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, afirmó también que el Gobierno debe acabar con el estado de alarma «lo antes posible» para que se reactive la economía, por lo que sugirió darle como mucho «los últimos quince días» para que la salida de la población se produzca «con las mejores garantías». Ayuso no ve grandes problemas en que la crisis se gestione sin un estado de alarma. «Todos los días hay atropellos y no por eso prohíbes los coches», señaló, al ser preguntada por si dormiría tranquila si decae la medida excepcional y todos los madrileños salen a la calle. Negó en todo caso que no prorrogar el estado de alarma lleve al caos, como asegura el Ejecutivo. «¿Qué se cree el Gobierno que ha ocurrido en España? Ya estamos en el caos. ¿Qué puede haber más caótico que las decenas de miles de muertos que tenemos sobre nuestras espaldas o la cifra de desempleados a la que nos estamos abocando por la caída del PIB?», indicó.
La vicepresidenta del Gobierno, y también la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, negocian con varios dirigentes del PNV, como el presidente del EBB, máximo órgano del partido, Andoni Ortuzar, y el portavoz parlamentario de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban. Pero los nacionalistas vascos han reiterado que «a día de hoy» no estamos «en la misma situación en las diferentes comunidades autónomas y esa asimetría exige también planes de desescalada diferentes y que estén gestionados por la gente que estamos más cerca de terreno». Ortuzar, indicó, no obstante, que están abiertos a apoyar el decreto del estado de alarma con la condición de que haya «un mando único compartido» para que haya una cogestión con las comunidades
Illa: «No es momento de experimentos»
Aunque los contactos se mantienen también con ERC, las posibilidades de que los independentistas catalanes cambien su anunciada intención de votar en contra se consideran escasas. Las negociaciones con los partidos pequeños, que cuentan con uno o dos escaños, pueden ser decisivas en la votación final si el PP acabara dando un no a la prórroga. Algo que en el PSOE consideran casi imposible, porque entienden que a lo más que podría llegar Casado es a la abstención.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha insistido tras el Consejo de Ministros en que «el estado de alarma es imprescindible para la etapa de desescalada» y «no hay alternativa posible», por lo que «no es momento de apostar por experimentos». «Hay que limitar la movilidad, que es el principal vector del contagio, hay que limitarla a las unidades territoriales que nosotros hemos puesto como referencia, la provincia o la isla», aunque las comunidades «pueden proponer otras», indicó.